En una época como la Navidad, en la que proliferan los actos de generosidad, también surgen campañas muy especiales que nos animan a “regalar vida” y que promueven la cultura de la donación de órganos y tejidos.

España es el país con mayor tasa de donación del mundo, dichas donaciones son altruistas y el Sistema Nacional de Salud se hace cargo de todo el proceso.

Este modelo que garantiza la equidad en el acceso – todos tenemos el mismo derecho y las mismas posibilidades de recibir un trasplante, con independencia de nuestra condición social o económica- y que está siendo imitando en otros países.

En 2015, por ejemplo, la Organización Nacional del Trasplante (ONT) registró una tasa de donación del 39,7 por millón de habitantes, el doble que en la Unión Europea (19,6) y muy lejos de países como Francia (25,3) o Reino Unido (20,6).

Donantes envejecidos

No obstante, el 10% de los receptores fallece mientras espera recibir un órgano. Y a pesar de esta cifra récord, la tasa de donación por habitante ha sufrido subidas y bajadas a lo largo de la última década.

Los motivos son el descenso de las muertes por accidente de tráfico –que tradicionalmente han sido el origen de gran parte de estas intervenciones- y la mejora en el manejo de las enfermedades cardiovasculares.

Por otro lado, los donantes están envejeciendo, como sucede con la población en general. Desde 2011, los mayores de 60 años conforman el grueso de los donantes españoles y casi una tercera parte tiene más de 70. No existe una edad tope para donar, pero el donante joven dispone de un mayor número de órganos trasplantables.

Entre las alternativas que se manejan para compensar estos hechos, una de las que está creciendo en todo el mundo es el trasplante vivo. Es decir: los donantes son personas sanas que donan en vida una parte de su hígado o un riñón a un enfermo que los necesita para seguir viviendo.

Insuficiencia renal

El donante puede ser familia del receptor -cónyuge, padre, madre, hijo o hermano- o mantener una relación afectiva, como parejas sentimentales, familia política o buenos amigos (donante relacionado). Pero la donación en vida también puede producirse entre personas desconocidas (donación no relacionada o altruista).

El trasplante renal es el más frecuente en la población española debido a la gran prevalencia de la insuficiencia renal. Y el trasplante de riñón de donante vivo es el tratamiento que mejores resultados ofrece para estos enfermos, ya que la supervivencia media de un riñón de donante vivo es más elevada que la de un órgano de donante fallecido.

Además, los receptores suelen ser de menor edad, lo que implica menos enfermedades asociadas a su insuficiencia renal y menos tiempo en diálisis.

La extracción y el implante se realizan a la vez, así que el riñón sufre menos tiempo sin estar oxigenado, y éste empieza a funcionar antes en el receptor. Asimismo, en el caso de donantes relacionados genéticamente, la similitud puede disminuir el riesgo de rechazo.

No obstante, conviene tener en cuenta que puede haber complicaciones y rechazo. Por ello, es conveniente recabar toda la información posible y hablar con el equipo médico.